La cáscara protege a la fruta, científicamente se la denomina como exocarpio pero en otros países también se la conoce como piel, corteza o concha. Muchas de estas cortezas absorben flavonoides y carotenoides, pigmentos que son beneficiosos para la salud por su cantidad de antioxidantes y vitaminas. Así, a pesar de que es común comer también la cáscara de la manzana o pera, a menudo botamos a la basura las cáscaras de la naranja, limón, sandía, etc., sin conocer que estos también poseen múltiples beneficios y varios otros usos.
Algunas cáscaras como las de las manzanas, peras, ciruelas y arándanos ayudan a disminuir la grasa, combatiendo el sobrepeso y a la obesidad, ganar músculo y reducir los niveles de colesterol y triglicéridos.
Con la cáscara de la piña se pueden hacer infusiones tan solo poniendo a hervir la cáscara en un litro de agua por no más de 10 minutos, después de colar y tomar solo el líquido se puede reducir el estrés, eliminar el exceso de líquidos grasos y bajar de peso, además de que es un excelente diurético y anti-inflamatorio natural.
Las cáscaras de la naranja, limón y mandarina, son utilizadas en varios aspectos de la vida cotidiana, por ejemplo, se pueden hacer jugos o infusiones, si rallamos la cáscara obtenemos un polvo con el que se hacen ciertos postres, también se puede conseguir aceites esenciales con los que se lograr hacer jabones, cremas, etc.
Además, algunas cáscaras como la de plátano, naranja, pomelo y aguacate son utilizadas para fines estéticos o de belleza, como exfoliantes o hidratantes para la piel. La cáscara de limón también es muy útil en este aspecto pues al ser rica en vitamina C, ácido cítrico, málico y fórmico es capaz de eliminar el exceso de grasa, blanquear las manchas de piel y dientes, ¡hasta mejorar el mal aliento!.
Finalmente, aunque es algo que recién ha empezado a tomar relevancia, muchas cáscaras de frutas están siendo utilizadas para las artes y decoración de mesas.
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